EL ADULTO MAYOR: ¿QUÉ HACER ANTE SUS CAMBIOS?

Fuente: Nicole Eyzaguirre Menendez

El envejecimiento conlleva diferentes cambios a nivel fisiológico. Dentro de los principales cambios sistémicos encontramos los relacionados al gusto, olfato y los gastrointestinales. Nuestra amiga Yolanda Portella Basaille (95 años) nos explicó los problemas que ha ido experimentando con el paso de los felices años vividos, y que, sin duda, decidieron dejar huellas en ella. ANUTA comparó dichas experiencias con información encontrada en algunos libros donde se mencionan dichos cambios, logrando recopilar la siguiente información. • Gusto y olfato:

La disgeusia y la hiposmia son alteraciones del gusto y olfato, respectivamente, que se producen con el paso de los años. No obstante, la causa más común es el consumo de medicamentos para el tratamiento de las condiciones fisiológicas que presenta, por su edad, el adulto mayor. Por otra parte, las llagas orales, caries dental, mala higiene oral causan pérdida del gusto; mientras que la mala higiene nasal y el consumo de tabaco, causan pérdida del olfato. Sin embargo, dichas alteraciones también pueden responder a la carencia, insuficiente ingesta y/o inadecuada absorción de ciertos micronutrientes (zinc y vitamina B3, por ejemplo castañas y gallina o pato respectivamente). La pérdida de los sentidos anteriormente mencionados, genera, adicionalmente, pérdida de apetito, baja ingesta de los requerimientos nutricionales diarios, así como selección inadecuada de alimentos ya que con el objetivo de disfrutarlos, se opta por incluirles más sal, azúcar o condimentos en general, lo cual con el tiempo genera problemas de hipertensión o, en caso ya existan, los agrava. Cabe recordar que la sinergia de acción entre el gusto y del olfato estimula la secreción de saliva, lo que podría verse afectada dificultando la lubricación, masticación, deglución e ingestión de los alimentos. Por dichos cambios y alteraciones, en ANUTA les recomendaremos consumir alimentos blandos y fáciles de masticar, como sopas (de zapallo, brócoli, coliflor, etc), guisos (de tomate, zanahoria, etc), salsas (champiñones, espárragos, betarraga, etc), purés (de papa, camote, yuca, etc) y alimentos picados (carne, pescado, pollo, chancho, etc). En el caso de productos tales como cereales, fruta fresca y verduras crudas, recomendamos ofrecerlas luego de haber pasado por un proceso de cocción de al menos 10 minutos para ablandar las fibras del alimento y facilitar la masticación y deglución de estos. Con respecto a las carnes, lo ideal es no ofrecerlas sin cocción completa y en cortes muy grandes y gruesos, ya que dificultan el proceso de masticación y provocando el atoró del adulto mayor. • Alteraciones gastrointestinales La principal enfermedad presente en los adultos mayores es la disfagia, la cual es causada por diversos problemas neurológicos. Esta enfermedad causa neumonía por aspiración. Es por ello que se debe cuidar el tipo de alimentación que se le brinde al adulto mayor. De preferencia se le debe ofrecer alimentos que sean espesos, pero fluidos. Por otro lado, la mucosa gástrica, a partir de los 60 años, disminuye su función generando gastritis, ulceras, cáncer e infecciones bacterianas. La consecuencia más común es la gastritis, la cual genera inflamación y dolor en el estómago, además, enlentece el vaciado gástrico. Dicha condición afecta la biodisponibilidad de dos micronutrientes el calcio y el zinc, aumentando el riesgo de osteoporosis ( enfermedad que adelgaza y debilita los huesos). Asimismo, en los mayores de 50 años se presenta la aclorhidria, lo cual significa que existe una baja producción de ácido clorhídrico y, con ello, el factor intrínseco en el estómago. Dicha falta de producción genera problemas en la absorción de vitamina B12 a nivel intestinal, lo cual junto con una ingesta inadecuada podría generar anemia.

Otras alteraciones comunes en el adulto mayor son la diverticulitis, condición que genera diarrea; y el estreñimiento a causa de la inadecuada ingesta de líquidos, disminución de la actividad física, disminución en la ingesta de fibra y el aumento del tiempo en el tránsito gastrointestinal.